Salas Zegarra saltó a la fama por su encomiable labor en el caso que denunció a Alex Kouri con pruebas irrefutables. Su tenacidad y determinación fueron fundamentales para que la investigación no cayera en el olvido, desafiando los entramados de impunidad que suelen rodear a casos de corrupción de tal magnitud.

Pero más allá de su destacada labor en el caso Convial, Salas Zegarra ha levantado la voz contra lo que él describe como una amplia red de corrupción en el Callao. Sus declaraciones han dejado al descubierto la existencia de una organización criminal que involucra a altos funcionarios políticos, policías, fiscales, jueces y delincuentes de diversa índole. Su valentía al enfrentar esta realidad peligrosa se refleja en su declaración pública de haber sido amenazado de muerte en múltiples ocasiones.

"Si tenemos que morir por hacer las cosas bien, pues moriremos", expresó Salas Zegarra, evidenciando su determinación y compromiso con la justicia, a pesar de los riesgos personales que enfrenta.

Su vida se ha convertido en un símbolo de lucha contra la corrupción y la impunidad en el país. Proteger a Salas Zegarra no es solo una obligación moral, sino una necesidad imperante para salvaguardar los cimientos de una sociedad justa y transparente. Su desaparición sería un duro golpe para los esfuerzos por combatir la corrupción y sentaría un peligroso precedente para aquellos que se atreven a desafiar el status quo.

En medio de una coyuntura donde la corrupción amenaza con socavar los pilares democráticos, la figura de Martín Salas Zegarra emerge como un faro de esperanza y un recordatorio de que la lucha por la justicia y la honestidad debe continuar, sin importar los obstáculos que se interpongan en el camino.